Paso una semana con normalidad, íbamos a la playa, Harry y Mónica empezaron a salir, Tom tenía ganas de irse para ver a Gio, y nosotros deseábamos parar el tiempo para que los chicos no se fueran, 3 días, solamente nos quedaban tres días con ellos.
Miraba como Danny dormía, la mayoría de los días ya dormía en mi cuarto, casi siempre me despertaba antes que él, no podía dormir, los nervios me podían.
- Buenos días – se frotó la cara con una mano, y sonrió - ¿ya estás despierta?
- Si, bueno, no podía dormir… - suspiré
- No pienses en eso cariño
- ¡No puedo Danny!
- Nada va a cambiar, te llamaré todos los días, vendremos en cuanto podamos, lo prometo
Silencio. Ninguno de los dos decía nada, un incómodo silencio invadió la habitación, así que me levanté y bajé a desayunar mientras Danny se duchaba.
Ale aún no se había levantado, iba a ir a despertarla pero supuso que Doug dormiría en casa, así que preferí dejarlo para otro día. Preparé mi desayuno y me lo tomé, mientras veía MTV. Mientras recogía un poco la cocina entro Doug:
- Mornings girl! – dijo con su increíble acento
- Buenos días Doug
- Ale sigue durmiendo, así que no le desperté – comentó mientras se preparaba un zumo
- Am, vale
Cuando acabé de recoger, me tiré en el sofá a ver la televisión, los chicos entraban y salían de la cocina, hablaban entre ellos, hacían planes, verlos tan felices me molestaba, noté como un fuerte pinchazo me subía por la garganta, sentía ganas de llorar. Me levanté y subí las escaleras hasta la habitación, abrí el armario y cogí mi guitarra, no la había toca prácticamente nada desde que habíamos llegado, me tiré en la cama y empecé a tocar. Escuche el timbre, serían el resto, cogí la guitarra y bajé al sótano, me senté en una esquina y me puse a tocar, no podía reprimir las ganas de gritar, de llorar, quería alejarme del mundo por un instante… Se abrió la puerta.
Tom. Se sentó a mi lado. Me abrazó. Dejé la guitarra en el suelo y me agarré a él con todas mis fuerzas. Podía sentir el cariño de aquel abrazo.
- Soy una egoísta, pretendo cambiar vuestras vidas, la de Danny
- No eres egoísta, lo amas, y él a ti, pero no podemos hacer nada, nunca pensamos conocer a nadie aquí, lo siento
- No quiero que cambie nada, pero será difícil
- Si os amáis no tiene porque cambiar nada, Danny confía en ti, y tú en él ¿verdad?
- Claro que sí, si no confiara en él no saldría con él
- Pues lo importante es la confianza, si hay confianza no importa la distancia que os separe, ahora puedes quedarte aquí si prefieres, les diré que te encuentras mal.
- Gracias Tom, no sabemos como necesito estar sola.
Tom se fue. Y entonces, recordé un texto de uno de los mejores libros que he leido: Todo lo que debes hacer es ponerte los auriculares echarte en el suelo y escuchar el CD de tu vida, pista tras pista, ninguna se puede saltar todas han pasado y de una forma u otra servirán para ir hacia delante. No te arrepientas, no te juzgues. Sé quien eres, y no hay nada mejor para el mundo. Pausa, rebobinar, play; aun, aun y aun más. Nunca detengas tu reproductor, sigue registrando sonidos para lograr explicar el caos que tienes dentro. Y si te sale una lagrima cuando las escuchas, no tengas miedo, es como la lagrima de un fan cuando escucha su canción preferida. Eso hice, escuchar el CD de mi vida, y ahí me quede, en la pista llamada Danny Jones, no la paré, esa pista no acabaría nunca.
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