jueves, 22 de julio de 2010

38. Es duro comenzar

Era como si todo fuera contra mí. No había aparecido por allí en toda la semana, y cuando Tom y yo estabamos dentro apareció por la puerta. Yo no sabía quien era, hasta que Tom la presentó:

-Vero, ella es Cathy, la novia de Dan! – era una chica alta, rubia, parecía de plastilina, llevaba un vestido verde a conjunto con sus zapatos de tacón.
Se acercó a darme dos besos.
-Encantada, Dan me ha hablado mucho de ti – dijo con una falsa sonrisa
-Espero que bien –sonreí
-Si, decía que eras muy buena amiga – dijo recalcando esta última palabra
-Si, lo somos – dije sonriendo y agarrando más fuertemente la mano de Tom
-¿No deberías ir a casa a cambiarte? Llevas todo el lápiz de ojos corrido.
-Si, bueno no me importa, llevamos aquí desde ayer, y bueno, no es fácil verle así…
-Si, entiendo.
¿Entiendo? ¿Solamente había aparecido dos días y lo entendía? Como si me importara las pintas que llevara, llevaba muchos días sin dormir, y no era eso lo que más me importara.
-Bueno, yo salgo ya – dijo Tom rompiendo el silencio
-Si, yo también, será mejor que os dejemos solos – le dije a Cathy
-Está bien, me quedo con el pecoso

¿Pecoso? ¿Le había llamado pecoso? Aún recuerdo la primera vez que se lo llamé, solo dijo que le encantaba. Ahora se lo llamaba ella… se me hizo un nudo en la garganta, salí y me senté en uno de los sillones. Junté las rodillas y metí mi cabeza entre ellas. Tom se sentó a mi lado y me abrazó.

-Tranquila, se irá pronto
–Supongo, veo que no le importa mucho…
–No dejará que te le acerques mucho, Dan le hablaba de ti, y bueno esta…
–No tiene porqué tener celos de mi Tom, ellos se quieren y yo no me meteré en el medio.
–¿Danny eligió mal sabes?
Cuando dijo esas palabras noté una punzada en el estómago.
-Ahora mismo eso no me importa nada, quiero que despierte y poder pedirle perdón por haberle ignorado todo este tiempo y por haber sido una inmadura.
-No lo has sido, simplemente le quieres, intentabas olvidarlo y no puedes, es amor, no inmadurez.
Simplemente sonreí. No sabía que haría en la misma situación sin los chicos. Ellos conseguían calmarle, sacarme una sonrisa y apoyarme.

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